miércoles, 30 de abril de 2014

Déjate guiar por el sabor Mexicano



Hace unos días decidí que quería ir a un restaurante no convencional, un restaurante que implicara salir de mi zona de confort para romper la rutina. Me habían hablado del restaurante Agave Azul en el barrio La Macarena en Bogotá. Leí un par de reviews en internet en donde decía que si se quería probar comida mexicana de verdad este era el restaurante. Pensé que no iba a conseguir reserva, ya les contaré por qué…

En la oscuridad de la carrera 3A con 26B hay una puerta de madera que nunca hubiera sabido que tenía un mágico restaurante dentro. Al timbrar, me recibieron muy amablemente y me hicieron seguir por una puerta de cristal al restaurante más pequeño y acogedor en el cual he estado en Bogotá. Lo primero que pensé fue "cuán afortunada soy por haber conseguido reserva hoy que me dio el capricho mejicano". No les voy a mentir, en el primer piso había 5 mesas y lo más fascinante era que la cocina quedaba a plena vista, se sentían los aromas y una buena vibra. Al sentarme, me entregaron la carta, donde obviamente lo más recomendado eran las margaritas. Nunca había leído mezclas tan pero tan extrañas y, a decir verdad, estaba con ganas de todo. Finalmente, me decidí por una margarita de pepino con picante. No se imaginan el destello de sabores, la mezcla me encantó y volvería a ese sitio solo para tomarme cinco de esas.

Curiosamente, la única carta que hay en el restaurante es de bebidas porque carta de comidas no hay. Eso al principio me chocó mucho porque no hay nada más relajante que sentarse a pensar "y qué voy a comer hoy?" La mesera me comentó que el objetivo del Agave Azul es guiar a sus comensales con los sabores para que se deleiten al mejor estilo mexicano. Así las cosas accedí. La primera entrada eran unos dumplings rellenos de queso con una trufa llamada huitlacoche acompañados de una salsa picante. A pesar de que no se mucho de trufas me interesó mucho que me especificaran que ese hongo era el que le sale al maíz . Pues bueno, después de un par de mordiscos me pareció que el sabor del queso era predominante y no había destellos de trufa. En el plato había dos dumplings muy pequeños a decir verdad. Al inicio me desilusioné un poco, pero la cosa remontó increíblemente. En la segunda entrada vinieron dos langostinos a la parrilla sobre una capa de repollo con chipotle y mayonesa y unas tortillas para envolver esta mezcla. No se imaginan la delicia, con esta entrada quedé embrutecida, todos los sabores resaltaban y las tortillas estaban a una temperatura perfecta para el tacto. No soy muy fan de la comida con las manos pero vale la pena usar todos los sentidos en este restaurante. Llegamos a la tercera entrada: les presento las tortillas de maíz con frijol refrito, jaiba y aguacate. Creí haber detestado la jaiba hasta probar este manjar. No sabía ni muy fuerte ni muy suave. Era un sabor preciso, gustoso y aromático, perfecto para un paladar aventurero. En mi opinión esta fue la mejor de la entradas.

Ahora, es hora de pasar a los platos fuertes, porque seguimos con hambre, mucha hambre...
Las carnitas con cerdo desmechadas a la naranja y cebolla roja estaban bien, no me parecieron para tirar cohetes. Venían acompañadas con fríjol refrito, ají habanero (mi favorito), guacamole y tortillas. Este no era el típico taquito o tortilla tex mex que comemos en la calle. Era todo un plato gourmet que me dio gusto probar. No obstante, sin duda alguna, el segundo plato fuerte se llevó al primero por mucho. Era una carne cocinada durante ocho horas, la desmecharon en la mesa y solo de ver lo blanda y jugosa que estaba se me hizo agua la boca. La lógica del asunto era sencillísima, coger una tortilla ponerle un poco de carne con gotitas de limón, disfrutar las texturas y los sabores. Me encantó haber escogido este restaurante, como siempre, no todo puede ser perfecto para el paladar pero sin duda alguna volvería para dejarme guiar por los sentidos y disfrutar la comida con la mano, los olores, las texturas y la mezcla de sabores. 

Por último, precios....
Teniendo en cuenta que soy una persona que come mucho, que probé todos los platos que me ofrecieron y quedé con hambre les digo que es un restaurante costoso. Pero, no por eso pueden dejar de ir. Vale la pela ahorrar para ir a comer a restaurantes como estos. Por qué se los digo? pues fui mesera un par de meses y se el tedio que es atender personas resabiadas, groseras, displicentes y demás; en Agave Azul la Dueña me hizo sentir como en casa. La atención que recibí fue personalizada, la dueña siempre estuvo atenta a mis gustos y desgustos y me encantó que estuviese en la cocina, no solo observando que todo saliera bien sino siendo amiga del personal. No es el sitio para que te traten como un príncipe o una princesa, es el restaurante para ir a disfrutar sin protocolo una de las mejores comidas mexicanas de la ciudad. 

Entrada: tortilla de jaiba con frijol refrito y aguacate 


Aquí les dejo el link del restaurante:
restauranteagaveazul.blogspot.com