lunes, 21 de septiembre de 2015

Domingo de Masa



Decidí salir un domingo a almorzar, y qué mejor plan que ir a masa. Almorzar, merendar, estudiar y hasta para comer es rico. El masa de la 81 me gusta mucho porque es amplio, huele delicioso y es pet friendly. La verdad no tengo mascota, pero me encanta ver los perritos que acompañan a sus dueños, son muy tiernos y juiciosos. Este lugar es más bien como una cafetería súper agradable, con un ambiente que califico dominguero o de almuerzo. 

La carta no es ni extensa ni corta, es el tamaño perfecto para el lugar. Se pueden encontrar sandwiches, tartines y la ensalada de la barra (que tiene ingredientes asombrosos, ya les cuento). Las bebidas ni se diga, las chichas de fruta son muy refrescantes, sin embargo, esta vez pedí una limonada de jengibre sin azúcar para empezar. Estaba fría, fresca y como me gusta: fuerte. 



Como plato fuerte me fui por una ensalada, entonces me trajeron un formato y seleccioné los ingredientes que quise. La ensalada a la Andrea tenía: lechuga mix con vinagreta de cilantro, champiñones, pepino, pimentón asado, zanahoria, quinoa, pollo, semillas de girasol aguacate y lentejas crocantes. Lo mejor de la ensalada, después de la frescura de los ingredientes fueron las lentejas crocantes. De verdad me dieron una forma diferente de ver las ensaladas y es un giro crocante muy divertido porque son tan crocantes que suenan mucho y dan risa. Para mi fue una experiencia súper divertida y volveré a ponerle lentejas crocantes la próxima vez. 

A pesar de que ya estaba llena porque la ensalada es enorme, no me pude ir sin mi postre. Me acerqué a donde estaban los postres y me quise comer un croissant de almendras y una donut de zanahoria. Como no me cabían ambos, pedí que los partieran a la mitad para podérmelos llevar. La donut me sorprendió mucho porque al morderla me encontré con queso crema o algo parecido dentro. Encima de esta había una mezcla de zanahoria con canela que estaba bombástica. Si bien estaba increíble, nada le gana al fabuloso croissant de almendras de Masa. Es crocante, con una pasta de almendras por dentro llena de sabor, cero grasoso y lo mejor es morder y comerse las almendras tostadas que recubren el croissant. La pastelería de este sitio es sin duda una de las mejores de Bogotá. Recomiendo 100% este plan dominguero y seguiré viniendo por lo menos por mi croissant. Les dejo las fotos para que se antojen:










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La carta de Masa:










miércoles, 16 de septiembre de 2015

Abasto: Gastronomía colombiana en su mejor expresión


Gracias a la recomendación de mi suegra conocí esta increíble lugar: Abasto. Este sitio se describe con una sola palabra y esta es: acogedor. Cuando entramos reconocimos una esquina en el primer piso que tenía una chimenea y unos sofás muy cómodos, ahí nos quisimos sentar. La decoración del lugar recuerda una finca, mucha madera, rústico, chimenea y aromas que daban hambre. Mientras observábamos la carta nos trajeron un pan caliente y fresco. Quiero resaltar la frescura del pan, era obvio que no era el típico pan chicludo de congelador, me atrevería a decir que era el pan de día. Esta entrada de la casa vino acompañada con un hummus de ahuyama con un sabor increíble era suave al paladar. Viendo la carta, me antojé de algo que no aparecía en el menú, vino caliente, y para mi suerte si lo tenían. Eso pedí para tomar. El vino estaba un poco fuerte al principio, entonces los aromas de los clavos, la canela y la naranja se sentían después. El primer sabor en boca era muy fuerte a trago y después sí venían los aromas. Fue un choque no tan agradable al principio, sin embargo, cuando el vino se puso tibio estaba espectacular.  

La chimenea y el vino me quitaron el frío tan espantoso que hacía en la ciudad de Bogotá y para comenzar la noche pedimos unas deliciosas empanadas paisas con ají de lulo, hechas con masa de maíz rellenas con hogao y papa. La empanada sola sabe a papa y el hogao no se siente mucho. Una vez se le echa el ají la explosión de sabores es impecable, tenemos picos de ácido, sal y ahora sí sentimos el hogao. La verdad si no hubiese querido probar el resto de la carta hubiera pedido más. Este plato deja muchos sabores en boca, es un plato sencillo y muy arraigado a nuestras raíces colombianas, el sabor es muy puro.
Luego nos entusiasmamos por otra entrada, una tostada de camarón. La presentación es divina, los camarones venían salteados sobre una tortilla de maíz, salsa de aguacate, suero costeño y pico de gallo. Al principio el plato vino sin el pico de gallo por lo cual no tocó pedir que se lo agregaran. una vez con el plato listo, como debe ser, atacamos. Realmente es encartoso de comer, se desbarata en las manos y nunca en la vida es tan bueno como las empanadas. El pico de gallo me pareció fantástico, especialmente porque tenía un giro diferente y es que estaba hecho con tomates cherry. La salsa de guacamole sinceramente estaba muy floja, pecó por falta de sal. Además, mezclándolo con el suero costeño se perdía el sabor de cada cosa y era muy soso en la boca. A este plato le hace falta un choque, algo que le de potencia porque tenía de todo y no sabía a nada, es rico pero meh. 
Después de las entradas, Diego, como siempre, la tuvo muy clara: un arroz caldoso con camarones, chile guajillo y aguacate. Yo, como siempre, la más indecisa que quiere comerse toda la carta, batallé entre el estofado de cordero con tomate, berenjena y especias, acompañado de puré de papa pastusa y los camarones en achiote, ají dulce y leche de coco, acompañados de puré de plátano maduro, berenjena y cilantro cimarrón. Al final me dijeron que uno de los platos estrella eran esos camarones y les cuento que no me arrepiento porque qué espectáculo de comida, superó con creces todos los sabores de las entradas. 

Primero probé el camarón, estaba cocido en su punto. El plátano con berenjena tenía un sabor impresionante yo quería que mi plato no se acabara nunca. El achiote daba un sabor espectacular cuando se mezclaban los camarones y el puré con un poco de este, el boom en el paladar era de otro mundo. A pesar de que la leche de coco es muy empalagosa, aquí en el plato nunca se sintió de forma extravagante, cuidaron muy bien la proporción y lograron sabores balanceados, explosivos y muy colombianos. En general es uno de los mejores platos que me he comido en la ciudad, yo me sentía en las nubes, no creía que me estuviera comiendo algo tan increíble. Para rematar, no son tacaños con la porción así que se puede disfrutar por más tiempo! El sabor del coco, el dulce no empalagoso del plátano, el frescor del pimentón, el toque especial de la cebolla y el toque mágico y secreto de la berenjena me hace decir wow, no tengo nada diferentes a wow's para este plato. Considero que el plato está inspirado en las costas colombianas y es traído a Bogotá a la perfección. 

Para terminar, el gran postre: un crumble de manzana y frutos rojos con helado de canela. Oigan, qué cosa tan de locos. La acidez de los frutos rojos se balanceaba a la perfección con el dulce de la manzana y el helado de canela. Encontramos fresa, mora, frambuesa, agraz y manzana. La temperatura era ideal y visualmente no hay pierde, ese era el postre. Cerramos con broche de oro y recomiendo 100% este lugar, sin duda alguna volveré por el estofado de cordero y la torta de almojábana. 





Les dejo el link de la página y el teléfono por si quieren reservar
tel:215 1286
click aquí para ir a la página de Abasto

lunes, 7 de septiembre de 2015

Blind Tiger: El bar clandestino de Bogotá

Imagen
Descubrí un restaurante-bar en la zona T muy diferente a lo que estamos acostumbrados en la capital. Su nombre es Blind Tiger. Déjenme contarles todo, desde la reserva, hasta la salida del bar. En uno de mis infinitos días de búsqueda de sitios diferentes en Bogotá, me encontré un tal bar clandestino: Blind Tiger, anoté el teléfono del lugar y llamé a reservar una mesa para dos. Me dijeron que el código de reserva, que a su vez es el de entrada al lugar era: Al capone eres lo máximo. Desde ese momento dije "Blind Tiger eres lo máximo"; en ese momento supe que mi experiencia iba a ser ultra wow


Bar desde fuera
Llegamos Diego y yo al bar, por fuera se veía un lugar de cuatro mesas y una biblioteca de fondo. Yo dije " ¡qué clase de engaño es este tal bar clandestino si se ve a leguas en la mitad de toda la T!" El caso es que le dije a un mesero que teníamos reserva para dos y le dije el código. Bueno, en esas veo que la biblioteca se vuelve una puerta y el restaurante sigue por dentro. El sitio tiene una luz amarilla muy tenue, el lugar es pequeño y la música es rock de los 50's. Los meseros son muy amables, la atención es bastante especializada, a cada mesa le dan un trato único, respetuoso y que se siente como casa. Esta atención se describe con dos palabras: atención humana y sonrisas sinceras.  A pesar del buen recibimiento, nos topamos con meseros que no se saben bien la oferta del restaurante, el sitio tiene un solo mesero que conoce toda la oferta y es muy notorio cómo los demás le preguntan todo a él. Lo anterior se hace obvio cuando recibes la carta de cócteles que tiene todas la páginas con muchos nombres raros y no hay descripción del trago y entonces toca recurrir al mesero. Aquí les voy a aclarar por qué la atención es personalizada, ese día tenía ganas de cerveza negra, sin embargo, nunca había probado la club negra y ellos me dieron la opción de traerme un shot de esa cerveza para probarla y si me gustaba poder pedir el vaso grande. La verdad, me gusta más la negra de BBC que tiene un toque de café tostado y por eso pedimos una pinta de Club dorada. 

Si bien los cócteles del lugar se veían deliciosos, en especial los cócteles de la prohibición, ese día queríamos cerveza y en otra ocasión pudimos probar los famosísimos tragos de la prohibición. Quiero  contarles de estas mezclas de licores porque son bastante particulares. Este restaurante está inspirado en la época de la prohibición del alcohol en Estados Unidos, por esto usan la clave para entrar al lugar y la biblioteca que se vuelve una puerta. Para darle todavía más fuerza a esta inspiración hecha realidad, tienen estos tragos que se remontan a los que se tomaba en esa época, los cócteles de la prohibición (27.000 cop), mezclas que no se encuentran en cualquier bar de esta ciudad. En otra ocasión, como ya les conté, probé uno con jengibre que me pareció perfecto para la noche. 

Pero bueno, sin más cháchara, pedimos una entrada de Pulled Pork nachos (18.000cop) que llegó muy rápido, esta entrada es una de las entradas estrella del local. Los nachos tienen un sabor tradicional del pico de gallo, un toque dulce del cerdo desmechado, una porción perfecta de jalapeños (ni muy picante ni poco picante) y lo que más le resalto al plato, después de la delicia de cerdo, es que el queso cheddar no es el típico queso radioactivo y de mentira que te ofrecen en cine. La porción es realmente grande, para dos personas es bastante y eso me gusta porque detesto los restaurantes tacaños con la comida. Si uno sale a comer es para disfrutar y no para quedar con ganas de más sabor o incluso con hambre. El toque diferente de estos nachos es la forma en la cual cocinan y sazonan la proteína además de los picos de sabor que encontramos en el plato. El ácido del pico de gallo y el dulzor del cerdo se mezclan perfecto en la boca, tenemos sabores picantes, salados, ácidos, y dulces; la fusión es deliciosa. 


Luego de habernos comido este manjar, yo pedí de plato fuerte una entrada que resume las hamburguesas que venden en el lugar. Les explico, de platos fuertes tenemos una oferta de tres hamburguesas y como quería probarlas todas, había una entrada que son tres mini hamburguesas de los mismos sabores de las grandes. Así, cuando vuelva puedo pedir la grande de lo que más me haya gustado. Diego, con su afición a las costillas pidió unas tamarindo ribs. Las mini hamburguesas vienen acompañadas de papas en cascos con salsa de tomate y en verdad este plato es fantástico. Tenemos una blue cheese burguer, american cheese burguer y la mignon burguer; todas traídas a término medio perfectamente. Las tres hamburguesas estaban jugosas, los panes y las verduras estaban frescos, la carne era magra y había una buena porción de queso. La de queso azul viene con cebolla confitada, la personalidad de esta mini no es excesivamente fuerte, es perfecta para el paladar. La americana es la hamburguesa más tradicional que conocemos, es suave y el hit de esta es la preparación de su carne. Por último tenemos la mignon, con tocineta crujiente y champiñones. Este plato es sin duda tan rico que no dan ganas de compartirlo. 

Por otro lado tenemos las costillas, carnudas, grandes, hechas perfectamente, un toque de ahumado y con una salsa deliciosa. Con este plato comprobamos que realmente saben preparar cerdo. Ya al final estábamos tan llenos que no hubo campo para el postre y en verdad no nos importó. La experiencia fue maravillosa y sin duda volveré a terminar de probar las delicias que guarda este lugar. Si quieren una experiencia diferente en la misma ciudad que los ha visto crecer, no duden en ir a Blind Tiger. Es un bar con personalidad, con un ambiente único y relajado y con una atención que a mi gusto es excepcional. 


Teléfono del lugar: 3043427391
El restaurante prefiere reservas vía WhatsApp así que les recomiendo que lo hagan así (ese teléfono es el de un celular)