miércoles, 16 de septiembre de 2015

Abasto: Gastronomía colombiana en su mejor expresión


Gracias a la recomendación de mi suegra conocí esta increíble lugar: Abasto. Este sitio se describe con una sola palabra y esta es: acogedor. Cuando entramos reconocimos una esquina en el primer piso que tenía una chimenea y unos sofás muy cómodos, ahí nos quisimos sentar. La decoración del lugar recuerda una finca, mucha madera, rústico, chimenea y aromas que daban hambre. Mientras observábamos la carta nos trajeron un pan caliente y fresco. Quiero resaltar la frescura del pan, era obvio que no era el típico pan chicludo de congelador, me atrevería a decir que era el pan de día. Esta entrada de la casa vino acompañada con un hummus de ahuyama con un sabor increíble era suave al paladar. Viendo la carta, me antojé de algo que no aparecía en el menú, vino caliente, y para mi suerte si lo tenían. Eso pedí para tomar. El vino estaba un poco fuerte al principio, entonces los aromas de los clavos, la canela y la naranja se sentían después. El primer sabor en boca era muy fuerte a trago y después sí venían los aromas. Fue un choque no tan agradable al principio, sin embargo, cuando el vino se puso tibio estaba espectacular.  

La chimenea y el vino me quitaron el frío tan espantoso que hacía en la ciudad de Bogotá y para comenzar la noche pedimos unas deliciosas empanadas paisas con ají de lulo, hechas con masa de maíz rellenas con hogao y papa. La empanada sola sabe a papa y el hogao no se siente mucho. Una vez se le echa el ají la explosión de sabores es impecable, tenemos picos de ácido, sal y ahora sí sentimos el hogao. La verdad si no hubiese querido probar el resto de la carta hubiera pedido más. Este plato deja muchos sabores en boca, es un plato sencillo y muy arraigado a nuestras raíces colombianas, el sabor es muy puro.
Luego nos entusiasmamos por otra entrada, una tostada de camarón. La presentación es divina, los camarones venían salteados sobre una tortilla de maíz, salsa de aguacate, suero costeño y pico de gallo. Al principio el plato vino sin el pico de gallo por lo cual no tocó pedir que se lo agregaran. una vez con el plato listo, como debe ser, atacamos. Realmente es encartoso de comer, se desbarata en las manos y nunca en la vida es tan bueno como las empanadas. El pico de gallo me pareció fantástico, especialmente porque tenía un giro diferente y es que estaba hecho con tomates cherry. La salsa de guacamole sinceramente estaba muy floja, pecó por falta de sal. Además, mezclándolo con el suero costeño se perdía el sabor de cada cosa y era muy soso en la boca. A este plato le hace falta un choque, algo que le de potencia porque tenía de todo y no sabía a nada, es rico pero meh. 
Después de las entradas, Diego, como siempre, la tuvo muy clara: un arroz caldoso con camarones, chile guajillo y aguacate. Yo, como siempre, la más indecisa que quiere comerse toda la carta, batallé entre el estofado de cordero con tomate, berenjena y especias, acompañado de puré de papa pastusa y los camarones en achiote, ají dulce y leche de coco, acompañados de puré de plátano maduro, berenjena y cilantro cimarrón. Al final me dijeron que uno de los platos estrella eran esos camarones y les cuento que no me arrepiento porque qué espectáculo de comida, superó con creces todos los sabores de las entradas. 

Primero probé el camarón, estaba cocido en su punto. El plátano con berenjena tenía un sabor impresionante yo quería que mi plato no se acabara nunca. El achiote daba un sabor espectacular cuando se mezclaban los camarones y el puré con un poco de este, el boom en el paladar era de otro mundo. A pesar de que la leche de coco es muy empalagosa, aquí en el plato nunca se sintió de forma extravagante, cuidaron muy bien la proporción y lograron sabores balanceados, explosivos y muy colombianos. En general es uno de los mejores platos que me he comido en la ciudad, yo me sentía en las nubes, no creía que me estuviera comiendo algo tan increíble. Para rematar, no son tacaños con la porción así que se puede disfrutar por más tiempo! El sabor del coco, el dulce no empalagoso del plátano, el frescor del pimentón, el toque especial de la cebolla y el toque mágico y secreto de la berenjena me hace decir wow, no tengo nada diferentes a wow's para este plato. Considero que el plato está inspirado en las costas colombianas y es traído a Bogotá a la perfección. 

Para terminar, el gran postre: un crumble de manzana y frutos rojos con helado de canela. Oigan, qué cosa tan de locos. La acidez de los frutos rojos se balanceaba a la perfección con el dulce de la manzana y el helado de canela. Encontramos fresa, mora, frambuesa, agraz y manzana. La temperatura era ideal y visualmente no hay pierde, ese era el postre. Cerramos con broche de oro y recomiendo 100% este lugar, sin duda alguna volveré por el estofado de cordero y la torta de almojábana. 





Les dejo el link de la página y el teléfono por si quieren reservar
tel:215 1286
click aquí para ir a la página de Abasto

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